miércoles, 10 de julio de 2013

LA ECONOMÍA MUNDAL DESPUÉS DE 1973


LA CRISIS DE LOS AÑOS SETENTA
A principios de la década de 1970, las condiciones que habían permitido el crecimiento económico dieron señales de agotamiento. Las causas de esta crisis, que se extendió hasta los años 90 fueron explicadas de diferente manera. Algunos hicieron hincapié en el fin del petróleo barato, otros en las innovaciones tecnológicas que generaron desempleo, otros en el crecimiento de los salarios que provocaron inflación, etc. Después de más de veinte años de crecimiento sostenido se produjo un estancamiento y los empresarios —para no dejar de ganar tanto— transfirieron la disminución de sus ganancias a los otros sectores de la sociedad: los trabajadores, el Estado, etc.
La crisis del sistema monetario.-
El primer problema se evidenció en 1971 cuando EEUU devaluó el dólar abandonando su convertibilidad en oro.
Los grandes gastos de los gobiernos de EEUU, y especialmente los gastos ocasionados por la carrera armamanetista de la Guerra Fría (y sobretodo los gastos por la intervención en Vietnam), crearon un déficit (más gastos que ingresos) en ese país.
Para cubrir el déficit, EEUU creó más dólares, muchos más de los que podía respaldar con oro. Como EEUU pagaba lo que importaba con dólares, esta moneda inundó el mundo. En 1971 había más de 62 mil millones de dólares fuera de EEUU, mientras que sus reservas en oro llegaban a 10 millones. Los países de Europa Occidental trataban de convertir los dólares que circulaban en sus países en oro, enviando los billetes de la moneda norteamericana a EEUU. Así lo hacían desde 1945, pero, en 1971, el presidente de EEUU, Richard Nixon, suspendió la conversión de dólares en oro y devaluó el valor del dólar.
Los países europeos se negaron a acompañar la devaluación del dólar devaluando sus monedas y adoptaron un sistema de cambio de moneda flotante. El sistema creado en Breton Wood se venía abajo.
La crisis del petróleo.-
Otro problema se sumó en 1973 con el aumento del precio del petróleo que terminó con la energía barata. Los países capitalistas avanzados habían basado su crecimiento industrial en el uso del petróleo, una energía barata. Salvo EEUU, que poseía sus propias reservas (aunque también importaba), el resto de las potencias occidentales dependían del abastecimiento de petróleo desde otros países.
Los países árabes y Venezuela suministraban el 40% del petróleo mundial. Estos países habían decidido en 1960, crear una organización para defender sus intereses económicos: la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Los países árabes, que eran el grupo mayoritario dentro de la OPEP, respondieron al apoyo brindado por EEUU y Europa Occidental a Israel (que estaba en guerra con los países árabes) con un incremento del precio del petróleo; además se decidió limitar la cantidad de petróleo extraído. Entre 1973 y 1974 el precio del petróleo se multiplicó por cuatro. En 1979, al producirse la revolución islámica en Irán (que provocó la caída del emperador de Irán amigo de los gobiernos occidentales), el precio volvió a dar un salto. El precio del barril de petróleo que en 1973 estaba a casi 3 dólares, pasó a costar 30 dólares en 1980.
Como el petróleo era la principal fuente de energía, su aumento produjo serias consecuencias en las economías de los países industrializados que dependían de la importación de petróleo para su funcionamiento. Importantes restricciones en el consumo de energía, además del lógico encarecimiento de la misma, afectaron tanto a la industria como la vida diaria de la gente que no podía utilizar su automóvil o tenía horarios limitados para ver televisión o para hacer uso de otros electrodomésticos.
EEUU fue uno de los más afectados. Las ciudades norteamericanas, muy extendidas, con enormes núcleos urbanos de casas residenciales dispersas, dependían del automóvil como principal medio de transporte, de modo que se utilizaban combustible de forma masiva. Entre 1945 y finales de los años '70, Occidente y Japón consumían más petróleo que nunca. Sólo en Estados Unidos, el consumo se había duplicado entre 1945 y 1974. Con un 6% de la población mundial, EEUU consumía el 33% de la energía de todo el mundo. El consumo diario disminuyó en un 6,1% entre septiembre y febrero, y un 7% durante el verano de 1974, cuando Estados Unidos sufrió el primer período de escasez de combustible desde la Segunda Guerra Mundial. Las escuelas y oficinas en EEUU tuvieron que cerrar a menudo para ahorrar el combustible de la calefacción, y las fábricas tuvieron que reducir la producción y despedir trabajadores. En Francia, la crisis del petróleo puso fin al período conocido como “Los Treinta Gloriosos”, los últimos 30 años de alto crecimiento económico, y comenzaron los años de desempleo permanente.
Pero antes de la suba del precio del petróleo la rentabilidad de las empresas ya había disminuido, por lo tanto no fue la crisis del petróleo el único o el principal motivo de la crisis económica. Si aceleró un proceso ya iniciado de estancamiento e inflación.
Los países capitalistas se vieron afectados al disminuir la tasa de ganancia de las empresas. Los precios aumentaron (inflación) y también el desempleo. La crisis terminó con el pleno empleo que se venía dando desde la Segunda Guerra Mundial. La combinación del bajo crecimiento económico y el desempleo, puso en dificultades al estado de bienestar: mientras disminuían los ingresos del estado por que había menos empresas pagando impuestos, aumentaban las demandas sociales, por ejemplo los seguros de desempleo. Mientras había altas ganancias, a las empresas no les importaba distribuir parte de esa ganancias, pero ahora que las ganancias eran menores no pensaban igual.
Los gobiernos y los empresarios tomaron medidas para recuperar la ganancia de las empresas y reducir los gastos del estado. Los costos de la crisis fueron pagados por los trabajadores

DESEMPLEO Y EXCLUSIÓN
Las consecuencias de la crisis del petróleo combinadas con las políticas neoliberales y los cambios en la forma de trabajo en las fábricas (robotización, teletrabajo, etc), han provocado la precarización de las relaciones laborales.
El contrato de trabajo estable  por un tiempo indeterminado, que permitía al trabajador “hacer carrera” dentro de una empresa, ir ascendiendo con la antigüedad y mejorar su salario, ha ido desapareciendo. Así como se ha extendido el desempleo, el empleo se ha hecho precario: contratos a termino (sólo por un tiempo determinado o al terminar una tarea), trabajo de jornada parcial (part-time), sub-contratación, etc. El desempleo y la precarización  del empleo provocaron la caída de los salarios y el empobrecimiento de las clases medias y bajas de las zonas industriales. La desocupación y la precarización afectan a todos los trabajadores, pero sobretodo a mujeres y jóvenes.
El crecimiento del Producto Bruto Interno se frenó. En los países desarrollados, que venían creciendo a una tasa del 4% anual, el crecimiento fue menor al 1% e incluso con tasas negativas. Estos países fueron sustituyendo el sector industrial por el de servicios, perdiendo peso las industrias clásicas, que se fueron trasladando hacia países subdesarrollados, fenómeno conocido como “deslocalización industrial”. Esto también afectó el empleo de los países industrializados: se perdieron los empleos vinculados a las fábricas y surgieron otros vinculados a los servicios y especialmente  vinculados a la revolución científico-técnica (programadores, operadores de informática, diseñadores, etc).
En los países de Europa Occidental la crisis provocó la pérdida del gobierno por parte de los partidos socialdemócratas (centro izquierda) y el triunfo de los partidos conservadores. El descontento social y político se canalizó a través de nuevas formas de expresión, como los movimientos ecologistas y feministas. El desempleo y el descontento estimularon el resurgimiento de partidos nacionalistas de extrema derecha y neo-nazis.

EL NEOLIBERALISMO
A partir de la segunda mitad de los años 70 resurgieron las ideas liberales y se pusieron en práctica a través de los gobiernos de los países industrializados en los años 80. Estas ideas fueron conocidas como “neo-liberalismo” haciendo alusión a que intentaban retomar las ideas económicas liberales impulsadas por Adam Smith en el siglo XVIII.
El neoliberalismo fue difundido por un grupo de economistas encabezados por Friedrich Hayek y Milton Friedman. El presidente de EEUU Ronald Reagan y la Primera Ministra de Inglaterra Margaret Tatcher fueron dos de los gobernantes que aplicaron el neoliberalismo a través de la llamada “revolución conservadora”. Los neoliberales sostenían que:
- el estado debía intervenir lo menos posible en la economía;
- se debían privatizar las empresas estatales;
- se debía regular los precios y los salarios por el mercado (oferta y demanda) y no por el estado;
- el estado debía gastar menos en educación, salud y beneficios sociales, para de esa manera cobrar menos impuestos a las empresas y estas, al ver que podían ganar más, invirtieran más y generaran más empleo.
- el estado debía permitir a los empresarios el libre accionar, pero debía limitar la acción de los sindicatos porque estos con sus reclamos perjudicaban la acumulación del capital.
Muchos gobiernos conservadores tanto en países desarrollados como subdesarrollados aplicaron las ideas neoliberales. La desaparición de la URSS y del bloque socialista en los años 90, eliminó la posibilidad de una alternativa distinta para los trabajadores, por lo tanto fue más fácil a los gobiernos capitalistas aplicar medidas que parecían tan impopulares. Además los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial tomaron las ideas neoliberales como las más acertadas y obligaron a los países a los que daban préstamos a ponerlas en  práctica.

LAS PRIVATIZACIONES EN EUROPA

En Inglaterra a partir de 1979 y en la década del 80 en el resto de Europa, EEUU y Japón, comenzaron procesos en los cuáles el estado abandonó algunas de sus actividades intervensionistas (desregulación) y se desprendió de algunas de sus empresas (privatizaciones).
Privatizar significa dar carácter privado a lo que era estatal. A partir de la aplicación del keynesianismo (estado de bienestar) en los países desarrollados el estado se había hecho cargo de servicios y empresas especialmente en el sector de la energía, los transportes y las telecomunicaciones. En el caso de Europa Occidental, la producción eléctrica, la energía atómica, el gas, el carbón, el petróleo, el ferrocarril, las compañías de aviación eran, en muchos países monopolio estatal.
La intervención del estado en la economía había estado ligada al crecimiento del capitalismo, especialmente luego de las crisis económicas para reconstruir la economía. Con la crisis económica de 1929 el capitalismo había demostrado la inestabilidad que se producía al depender el funcionamiento económico de la oferta y la demanda. La aplicación de las ideas de John Keynes fueron un intento de evitar esa inestabilidad. Así el estado pasó a tener una función importante en la economía y esto había sido una de las causas de los años dorados del capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero lo que había servido en el marco de economías nacionales dejó de ser eficaz en las economías globalizadas. A comienzos de los años 70 se notaba que el impulso de la demanda interna ya no era suficiente para obtener el crecimiento económico. Había que buscar nuevas actividades que dieran ganancia a las empresas. Los países desarrollados vieron como sus economías se estancaban y los precios subían. El estancamiento económico, combinado con inflación (se le llamó estanflación) era algo novedoso, ya que la inflación siempre se había observado en los momentos de crecimiento (el aumento de la demanda estimulaba el aumento de los precios). En el pasado las crisis que provocaban depresión en la economía (como la de 1929), iban acompañadas de una caída en los precios (deflación, o sea lo contrario a la inflación) porque el estancamiento producía desempleo y disminuía el poder de compra con lo cual caían los precios por disminución de la demanda. Pero esta crisis de los años 70 la recesión económica (estancamiento o depresión) iba acompañada de aumento de precios. En EEUU la inflación pasó del 2,5% anual de los años sesenta, al 8% en los setenta.
Los empresarios privados no tenían interés de invertir en esas condiciones, canalizando su dinero hacia los bancos. El estado se hizo cargo de algunas de las empresas en crisis para evitar el desempleo, pero esto obligó al estado a aumentar sus gastos. La consecuencia fue que provocó déficit fiscal: más egresos que ingresos en los dineros públicos.
Para salir del problema los gobiernos podrían haber aumentado su endeudamiento o haber aumentado los impuestos a las empresas. Pero no se hizo así. Lo que se hizo fue pasar a manos privadas empresas estatales en condiciones tales que aseguraran ganancias a los compradores. Una de las formas en que los compradores de las empresas públicas ganarían era reduciendo sus gastos en seguridad social, reducción de impuestos, obstaculizar las demandas de los trabajadores por salarios, etc.
Esta era la solución que daban los neoliberales, quienes insistían en que la causa del estancamiento era el “tamaño del estado”. El neoliberalismo sostenía que el estado ponía demasiadas barreras a la acumulación de riquezas por parte de los empresarios y estos no tenían estímulos para sus inversiones. Según los neoliberales las empresas estatales eran ineficaces porque no tenían como objetivo la rentabilidad (ganancia) sino otros de tipo social (que un servicio fuera accesible para todos, generar empleos, etc) y eso hacía que el estado cubriera su déficit con impuestos al capital perjudicando a los empresarios. También criticaban los altos costos del estado en política social (salud, vivienda, educación entre otros) y la legislación laboral que amparaba a los trabajadores. Sostenían que las normas laborales al proteger a los empleados provocaban que los empleadores no contrataran más personal.
Por lo tanto los neoliberales proponían: privatizar empresas estatales (supuestamente para reducir los gastos estatales y mejorar la eficiencia), flexibizar la legislación laboral (para aumentar el empleo, aunque exponiendo a los trabajadores a despidos, menos beneficios sociales, etc) y disminuir los salarios (para reducir la demanda y de esa manera bajar la inflación). Para aumentar la ganancia de las empresas había que disciplinar a los trabajadores
Estas posiciones teóricas fueron acompañadas con un “culto al empresario”. A través de los medios de comunicación se proyecta la imagen del empresario como nuevo ídolo social. Se convierten en las publicaciones más vendidas (publicidad mediante) libros con la biografía de empresarios o con las razones de su éxito, fórmulas para ganar dinero, etc. Se incentiva a los jóvenes a ser “yuppies”, jóvenes dinámicos, ganadores, que les gusta ganar dinero y consumir, la cara opuesta de los hippies de los años sesenta.

EL TOYOTISMO

Con el nombre de toyotismo se conoce al sistema de producción desarrollado en Japón que fue adaptado por muchas fábricas de los países occidentales luego de la crisis de los años 70. El toyotismo (nombre que viene de la fábrica de autos japonesa Toyota) ha ido desplazando al sistema fordista.
Ante el estancamiento que sufría la producción de los países desarrollados en los 70, algunos empresarios observaron el sistema de trabajo de Japón, país que había tenido un crecimiento económico espectacular luego de la Segunda Guerra Mundial, y lo tomaron como modelo.
La eficacia del método japonés estaba dado por los llamados “cinco ceros”: cero error, cero avería (rotura de una máquina), cero demora, cero papel (disminución de la burocracia de supervisión y planeamiento) y cero existencias (significa sólo producir lo que ya está vendido, no almacenar ni producir en serie como en el fordismo).
El toyotismo se caracteriza por:
a) Flexibilidad laboral y alta rotación en los puestos de trabajo: el empleado debe estar dispuesto a realizar diferentes tareas, a diferencia del fordismo donde se busca la especialización en una sola. Se intenta producir con pocos empleados que son multifuncionales o polivalentes, pueden manejar varias máquinas y realizar tareas distintas de ejecución, reparación, control de calidad o programación.
b) Se incentiva el trabajo en equipo, no sólo a nivel horizontal (entre los obreros de la fábrica) sino vertical (obreros, ingenieros, administrativos, diseñadores). Un ingeniero puede intervenir en la ejecución de una tarea  y un obrero puede sugerir una modificación a un ingeniero.
c) Aplicación de la producción “just time”: sólo se produce a partir de la demanda existente, por lo tanto se produce en cantidades iguales a los pedidos, sin que se generen excedentes. Esto evita el uso de grandes depósitos y gastar menos en almacenaje.
d) Fabricación de productos diferenciados y en poca cantidad, a diferencia del fordismo que produce un solo producto y en gran cantidad.
e) Se estimula en los empleados el sentido de pertenencia a la empresa. Se muestra a la empresa como una gran familia y se realizan actividades colectivas fuera del horario de trabajo intensificando la relación de amistad entre los empleados (almuerzos, fiestas, actividades deportivas, etc). De esta forma se intenta que el empleado pase buena parte de su vida en el trabajo y que no lo sienta como una carga y, además, que sea leal y fiel a sus patrones.

LAS MULTINACIONALES Y LA GLOBALIZACIÓN
Las empresas multinacionales son aquellas que realizan actividades en varios países y no sólo en su país de origen. Están en “más de una nación” y por eso el nombre. El término multinacional describe el lugar de actuación de estas empresas, no el origen de la compañía. Una empresa multinacional no es una empresa cuyo origen esté en muchas naciones, sino que opera y actúa en un gran número de ellas. Por ejemplo, “The Coca-Cola Company” es una empresa de Estados Unidos (es una empresa nacional estadounidense) que está presente en todo el mundo (es una empresa multinacional a nivel global). Por lo tanto “The Coca-Cola Company” es una empresa estadounidense, pero con actuación multinacional. Algunos autores prefieren usar la palabra trasnacionales para referirse a estas empresas.
Las empresas transnacionales son polifacéticas: pueden actuar simultánea o sucesivamente en la producción, en el comercio y en los servicios o en la especulación financiera. También, por distintas razones, suelen cambiar de localización territorial (lugar donde se establecen) y de nombre. Abarcan diferentes países, variando con rapidez sus lugares de implantación o de inversión de capitales, en función de su objetivo que es obtener el máximo beneficio. Al instalarse en otro país lo que buscan es mano de obra más barata, ventajas fiscales, subvenciones estatales, proximidad de las fuentes de materias primas, proximidad del mercado consumidor, reglamentaciones flexibles y más favorables, altas tasas de interés para sus capitales especulativos, etc.
Pueden tener su domicilio en uno o varios países: en el de la sede real de la entidad madre, en el de la implantación principal de las actividades o en el país donde ha sido registrada la sociedad. Suele suceder que la actividad realmente productiva está delegada en subcontratistas y que la empresa transnacional se reserva el know-how, la marca y el marketing.
Las multinacionales operan para todo el mundo, y sus clientes son los mercados, países, empresas, organizaciones, de todo el planeta. Ven al mundo entero como su mercado potencial, y sobre él actúan y se mueven. Trasladan industrias de un país a otro, venden el mismo producto en varios países, fabrican las partes componentes de un productos en distintos países, etc.
Por ese motivo las multinacionales son los principales impulsores de la globalización. Cuando una empresa se instala en otro país, lo que ella decida o lo que a ella le pase afectará no sólo al país de origen sino al país donde se instaló. Por ejemplo si la empresa alemana Adidas se instala en India, provocará cambios en el mercado de trabajo y en la economía de India.
Los cambios no sólo serán económicos, también serán políticos y culturales. Las multinacionales intentan obtener ventajas económicas en los países en los que se instalan, presionando sobre los gobiernos, buscando leyes que le sean favorables (por ejemplo pagar menos impuestos, poner más restricciones a las actividades sindicales, etc). Y también modifican la cultura. Por ejemplo, cuando una empresa como Adidas (multinacional alemana) llega hasta india, los jóvenes indios comienzan a vestir como los alemanes. Así, la forma de vestir, la música que se escucha, los refrescos que se beben y las películas que se ven son las mismas en todo el mundo, porque han llegado a todos los países por que las empresas multinacionales han extendido sus productos por todo el planeta. Este fenómeno es lo que se puede llamar ‘globalización cultural’.
            Por lo tanto podemos observar tres tipos de globalización:
            a) La globalización económica, que se caracteriza por:
            1- la integración de las economías nacionales en una economía mundial,
2- se permite el movimiento de capitales de un país a otro,
3- los modos de producción se difunden e imitan,
4- la sociedad de todo el planeta se convierte en una sociedad de consumo.
b) La globalización política, que se caracteriza por:
1- la integración de las políticas nacionales en una sola política de carácter mundial,
2- la creación de organismos internacionales que toman decisiones e imponen normas que afectan a todos los países del mundo
3- no sólo normas económicas se difunden, también las hay medioambientales, laborales, militares, etc.
c) La globalización cultural, que se ve en la ropa, la música, las formas de actuar, de expresarse y hasta de pensar, que adquieren una dimensión planetaria. Se pueden ver camisetas de fútbol de equipos europeos en cualquier país del mundo, así como zapatillas de Nike, hamburguesas de Mac Donald o películas de Hollywood.
Las multinacionales se han convertido en el vehículo por el cual la globalización se está desarrollando y, a su vez, ésta facilita el rápido desarrollo de las empresas multinacionales (es decir, que las empresas se transnacionalicen o que las que ya han iniciado ese proceso crezcan aun más, fusionándose con otras o ampliando sus mercados). Así pues, globalización y multinacionales van de la mano y se autoalimentan, reforzándose mutuamente.
Algunos autores ven peligroso este proceso porque se traslada el poder desde los estados a las multinacionales. Con el proceso de globalización son las empresas y no los gobiernos los que toman la iniciativa y el protagonismo en la economía mundial.
En la década de 1960 el economista J. K. Galbraith predijo que en el futuro las grandes corporaciones se convertirían en la unidad económica estratégica de mayor significado y poder en el mundo. Estamos en un momento de la historia en el que encontramos empresas cuyo tamaño las hace más fuertes económicamente que países enteros. Directa o indirectamente, muchas veces las multinacionales de sectores estratégicos controlan la política en todos los niveles geográficos: local, nacional, regional y mundial. Los casos más conocidos son los de las multinacionales petroleras, del gas, financieras, informáticas, etc. Grandes empresas que controlan sectores muy importantes para el desarrollo de la vida de las personas y de los países.
Se ha utilizado la palabra “megafusiones” para referirse a los procesos de fusión y las alianzas entre las grandes empresas multinacionales lo que les permiten alcanzar un enorme tamaño y aumentar su poder e influencia en la economía mundial. Además de ser más poderosas e influyentes que muchos paises, el poder de las grandes empresas mundiales está concentrado en manos de unas pocas. Un estudio realizado en 2011 demostró que apenas 140 empresas controlan el 40% del valor de todas las multinacionales del mundo. La mayor parte de estas multinacionales poderosas son entidades financieras y bancarias. Las empresas multinacionales controlen dos terceras partes del comercio mundial de bienes y servicios. Es decir, que el comercio exterior lo realizan mayoritariamente empresas, no países. Y, además, la mayoría de las multinacionales son empresas de los países más ricos: los países desarrollados controlan el 81% de las empresas y el 83% de las ventas de las 500 multinacionales más grandes del mundo.

LA DESLOCALIZACIÓN
La deslocalización consiste en trasladar la producción industrial de una región a otra o de un país a otro buscando menores costos empresariales. Las empresas siempre buscan obtener el máximo beneficio o ganancia. El máximo beneficio se puede lograr de dos formas: aumentando los ingresos o reduciendo los gastos. Las empresas multinacionales suelen optar por las dos opciones. Las empresas, para obtener más beneficios, aumentan los ingresos accediendo a un mayor número de mercados (transnacionalizándose) y reducen gastos localizándose allí donde se den las condiciones para hacerlo (deslocalizándose). Por lo tanto, una forma de reducir los gastos es instalándose en países donde les resulte más barato producir.
Los lugares preferidos para instalarse son los países de la “periferia”, nombre que se da a los países no desarrollados, ya sean subdesarrollados, en vías de desarrollo o emergentes. Estos países tienen mayor población y por ,lo tanto disponen de abundante mano de obra barata. También suelen ofrecer otras ventajas a las empresas que quieren invertir, por ejemplo exoneraciones fiscales (menos impuestos), facilidades para retirar sus ganancias, normas laborales más flexibles, etc. Para lograr que las multinacionales se instalen los países más pobres compiten en las ventajas que ofrecen. Las multinacionales europeas, norteamericanas o japonesas lo están deseando. Reducen costos pagando menos a más obreros, que trabajarán más horas, producirán más y habrá que pagarles menos que en Europa o en otro lugar del Primer Mundo.
Las empresas del sector automovilístico, del sector textil o de industrias pesadas son las que más se deslocalizan. En sus cadenas de producción hay tareas o funciones que requieren de menos calificación de los operarios, y se busca una mano de obra más barata. El ejemplo del automóvil es claro: mientras que el diseño del coche se realiza en un país desarrollado, el proceso de producción de los distintos componentes o piezas tiene lugar en fábricas asiáticas, latinoamericanas o africanas. 
Las actividades de menor jerarquía o de nivel inferior son las más fácilmente deslocalizables. Son actividades correspondientes a las etapas productivas menos remuneradoras, por ejemplo el ensamblaje. Mientras que la investigación, el desarrollo, el marketing o el diseño se mantienen en el país de origen, que suele ser un país occidental, donde está la sede central desde la cual se dirige la empresa. Pero también las funciones de administración se deslocalizan. Para administrar la producción que se realiza en otro país, lo mejor es llevar esa gestión a dicho país. Por eso en ciudades como Bombay (India) o Yakarta (Indonesia) están proliferando las oficinas en las que se realizan las llamadas “back offices”, tareas administrativas como la gestión, la contabilidad, etc.
Las multinacionales occidentales (o las nuevas multinacionales de los países emergentes como Corea del Sur, China y Singapur), delegan en empresas de países menos desarrollados (subcontratan) aquéllas actividades por las que pueden pagar un menor sueldo. Por eso un trabajador de una fábrica textil de Bangladesh cobra menos que un jefe de oficinas de Bombay (India), y por eso éste, a su vez, cobra menos que un ejecutivo de Alemania o EEUU. Son las tres etapas que se diferencian actualmente en los sucesivos procesos de deslocalización. Desde las potencias tradicionales hacia las potencias emergentes, y desde éstas hacia los países menos desarrollados.
Se puede decir que los ricos traspasan las actividades más sencillas y peor pagas a los lugares más pobres.
En países asiáticos y latinoamericanos se ha modificado la legislación para promover la llegada de empresas extranjeras que deslocalicen las funciones de producción. En México, por ejemplo, existe la “legislación de la maquiladora”. Una maquiladora es una empresa que importa materiales sin pagar aranceles y cuya producción se comercializa en el país de origen de la materia prima. Es decir, los materiales llegan desde países desarrollados hasta otros de la periferia para que empresas de allí realicen las tareas de producción. Luego, el producto terminado vuelve al país desarrollado para ser comercializado. Estas empresas maquiladoras se ubican en el norte de México en la cercanía de la frontera con EEUU y los trabajadores viven en zonas especiales con pésimas condiciones de trabajo y bajo salario. Se calcula que los empleados en este tipo de empresas cobra una octava parte de lo que cobraría por el mismo trabajo un obrero estadounidense.






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